Este año, de nuevo, en Villanueva de la Vera (Cáceres) han vuelto a utilizar un burro. La tradición se centra en un burro forzado a desfilar entre las estrechas calles del pueblo, con un hombre encima y una muchedumbre ebria tirando tiros con pistolas de fogeo y tocando tambores junto al animal.
El burro se resbala frecuentemente en las calles empedradas y tiene problemas para mantenerse en pie, escurriéndose y cayéndose frecuentemente. Durante una hora, cientos de personas rodean al animal, empujándolo, dándole codazos y gritando. El ruido es ensordecedor y la multitud aterradora.
La crueldad no es cultura. Ningún animal tendría que estar obligado a vivir algo que le comporte tal sufrimiento, temor y esfuerzo físico y mental en nombre de la tradición y diversión.
Estamos de acuerdo en mantener las tradiciones pero nunca serán justificables cuando causan un sufrimiento innecesario a un animal. Las autoridades competentes de la Junta de Extremadura y de Villanueva de la Vera tienen que actuar y dejar de utilizar un animal en sus fiestas. Estamos en el siglo XXI y esta violencia injustificada no tiene cabida en nuestro país.
En ANDA, se hizo un gran esfuerzo hace años para que el animal no muriera cada año aplastado por las turbas. Intervino El Donkey Sanctuary, y se presentó ante el Intergroup for Animal Welfare del Parlamento Europeo. La asociación inglesa llegó incluso a comprar el burro y traerlo a la Sierra de Madrid. Se nos prometió que en lo sucesivo no padecería ningún daño, y así fue, pero, sin embargo, todo quedó en el olvido y siguen utilizando a un pobre animal para diversión de unos cuantos en el nombre de la «tradición».