Un año más, ha vuelto a celebrarse este horrible espectáculo.
En esta ocasión, el animal fue llevado a la plaza ensogado con dos cuerdas atadas a sus astas a la plaza Mayor de Medinaceli a las once y media de la noche, a continuación los mozos del pueblo se han encargado un año más, de amarrarlo a un poste de madera. En esta ocasión, el toro, ha permanecido inmovilizado contra el pilón durante más de once minutos hasta que los participantes han logrado prenderle las astas.
El toro también ha tenido que soportar algunos tirones en la cola y golpes por parte de los aficionados. Torturan a un pobre toro embadurnado de barro y colocándole en la cornamenta unas sobreastas de hierro “gamella” que terminan en dos bolas preparadas con azufre, estopa y aguarrás a las que se prende fuego. Las consecuencias de esta práctica son terribles para los toros. En primer lugar, lógicamente, el toro se quema. El barro se seca y se desprende, con lo cual las chispas que caen, queman al toro en la cara, en el lomo y en los ojos. Los cuernos también son un área sensible, que al calentarse provocan un terrible dolor. Los animales sufren, especialmente, daños psicológicos.
En 2002, fue declarado como Espectáculo Taurino Tradicional de Interés Turístico Regional por la Junta de Castilla y León. En unas palabras: Espeluznante y vergonzoso.
El artículo 19 del Reglamento de Espectáculos Taurinos Populares de la Comunidad de Castilla y León estipula que “en todos los espectáculos taurinos populares y tradicionales queda prohibido herir, pinchar, golpear, sujetar o tratar de cualquier otro modo cruel a las reses”, pero contempla una excepción para los casos en los que estas acciones “sean inherentes a un espectáculo taurino tradicional de los previstos en el Capítulo II” del Reglamento. Es precisamente a esta consideración a la que se agarra la Junta de Castilla y León, pese a que sí emprendió acciones para prohibir el Toro de la Vega en 2016.
Los toros de fuego son la máxima crueldad que tenemos todavía en España, y encima subvencionado con dinero público. Estamos en el siglo XXI y afortunadamente la sociedad va evolucionando y rechaza esos espectáculos cruentos. Somos mayoría y nuestros políticos tienen que escuchar a sus ciudadanos y demostrar más empatía hacia los animales. Estas tradiciones tienen que acabar.
Hemos ido varias veces a Medinaceli donde pudimos presenciar en qué consistía este festejo tan repugnante y también fue ANDA quien denunció esta atrocidad. La publicación por ANDA de reportajes con fotos en varios periódicos extranjeros causó un gran escándalo internacional que incluso motivó una discusión a nivel de comisión en el Parlamento Europeo. Unos años más tarde, en 2002 fue declarado como Espectáculo Taurino Tradicional de Interés Turístico Regional por la Junta de Castilla y León.
Siempre hemos pensado que tantos espectáculos repugnantes presenciados y grabados, habrán valido el esfuerzo y han valido, para que sigamos luchando por los que no tienen voz.
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