Dénia (Alicante), no tendrá «Bous a la Mar» ni «Festa Major»

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Segundo año sin «Festa Major» en Dénia. El concejal de Fiestas, Óscar Mengual, ha confirmado hoy que la tradicional celebración de primeros de julio de Dénia se suspende por segundo año. «En la situación actual de pandemia no podemos garantizar unas fiestas seguras. No podemos hacer «Bous a la mar», ni actos de quintos y quintas, ni «entraetes» de Moros y Cristianos, ni desfile de carrozas», ha indicado el edil, que ha presentado una programación alternativa con muchos conciertos y un cierre final, reminiscencia de las fiestas de siempre, de castillo de fuegos artificiales.

Hay diferentes modalidades de ‘correbous’: ‘bous a la plaça’ o ‘bous al carrer’, encierros-; ‘bou al mar’, que consiste en arrojar a una res al agua; ‘bou capllaçat’, en el que al animal se le ata la cabeza con cuerdas y se le obliga a recorrer las calles, y el más conocido de todos, el ‘bous embolat’ o toro embolado, en el que se coloca al bóvido un artilugio metálico en los cuernos con dos bolas con material inflamable al que se le prende fuego.

El profesor titular de Etología y Protección Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, Miguel Ibáñez Talagón, explica que cuando el toro se ve rodeado de gente «evidencia un sufrimiento psíquico». Ibáñez cree que nadie tiene interés en financiar una investigación sobre el sufrimiento de los animales en este tipo de festejos, y recuerda que siempre hay algún «gamberro» que acaba maltratando físicamente al animal».

Según el documento El sufrimiento de los toros en los festejos populares, elaborado por la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia (AVAT), los animales que participan en los ‘correbous’ sufren un gran estrés y, en ocasiones, mueren de infarto.

Por su parte, la Universidad de León midió en 1996 los niveles de estrés en vaquillas ante distintas situaciones como la inmovilización en campo abierto, la inmovilización en transporte o la inmovilización en un espacio cerrado. Según la investigación, aumentan los niveles de cortisol –la hormona del estrés-, de glucosa, de urea y de creatinina.

Pero no sólo el estrés causa el sufrimiento de los toros o vacas en este tipo de festejos. En el caso del ‘bous capllaçat’ o en el ‘bous ensogats’, cuando los mozos tiran de las cuerdas que están atadas al cuello del animal, este puede sufrir lesiones en el cuello y, en algunos casos, muere de ahogamiento.

Quizá el caso más paradigmático es el del toro embolado, en el que las bolas de fuego colocadas en la cornamenta mantienen permanentemente asustado al animal y, en ocasiones, si un chispazo llega a los ojos del animal, este acaba ciego.

ANDA lleva más de treinta años haciendo campañas y denunciando estas atrocidades como son: las fiestas populares, algo que resultaba no sólo vergonzoso sino espeluznante por la crueldad y ensañamiento. Las fiestas populares que al parecer todo el mundo encontraba naturales e incluso había quien las defendía como tradicionales y parte de nuestra cultura.

Dedicamos nuestros principales esfuerzos a dar a conocer al público lo que se hacía a los animales en las fiestas de los pueblos: el burro de Pero Palo que se reventaba en Villanueva de la Vera, los toros acribillados con dardos en Coria, el toro de Tordesillas que ahora todo el mundo conoce, la cabra que se tiraba del campanario en Manganeses (Zamora) los terribles toros con los cuernos ardiendo, los gallos y gansos a los que se arrancaba la cabeza, o las piñatas con gatos y ardillas metidas en cuencos de barro y destrozados a palos, por cierto muy cerca de Madrid. Se publicaron grandes anuncios en los principales periódicos y podemos presumir de que gracias a ANDA la mayoría de ellos ya han sido modificados y prohibidos, aunque todavía quedan algunos que esperamos sean rechazados más pronto que tarde por la misma gente  como ya ocurre en varios pueblos. También quedan por eliminar las terribles becerradas que tanto defiende el mundo taurino como forma de fomentar la afición a las corridas de toros que, por cierto, también están de capa caída y si no fuera por las subvenciones que reciben tendrían los días contados.

Hay muchas maneras de divertirse sin tener que ocasionar daño, sufrimiento o muerte a ningún ser vivo. Los animales no son objetos de entretenimiento, son seres vivos que merecen todo nuestro respeto.


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