La Fiscalía de Madrid solicita un total de 102 años de cárcel para 23 presuntos miembros de una red nacional que organizaba peleas de perros ilegales. Los acusados se sentarán en el banquillo de la Audiencia Provincial de Madrid en un macrojuicio que comenzará el 21 de febrero del 2022 y está previsto que se celebre durante 48 sesiones.
El Ministerio Público acusa a los procesados de delitos de pertenencia a organización criminal, maltrato animal y omisión de obligación de perseguir delitos. En su escrito de acusación señala que la red «organizaba, promovía y participaba» en peleas de perros para enriquecerse mediante las apuestas de «grandes cantidades de dinero» que incluso acordaban por escrito. La organización criaba a perros potencialmente peligrosos a los que adiestraban para ser más agresivos, proporcionaban sustancias dopantes como testosterona para mejorar su condición muscular. Además, entrenaba a los canes «hasta la extenuación», llegando a utilizar cintas de correr. Después, los destinaban a peleas en las que resultaban «muertos o gravemente heridos». A estos últimos los utilizaban como «sparring» de entrenamiento o decidían darles muerte cuando ya no les eran de utilidad para sus fines.
Según expone la Fiscalía, la red operaba a nivel nacional, local y regional, detectándose grupos en Madrid, Canarias, Alicante, Murcia, Almería y Málaga, que estaban «interconexionados» y tenían ramificaciones a nivel internacional para participar en peleas fuera de España. Además, subraya que los miembros se repartían las funciones «de forma jerárquica», ya que un primer grupo organizaba «convenciones» y peleas privadas», otro criaba y entrenaba a los perros y una última división participaba y apostaba en los eventos.
La red criminal fue desmantelada por la Policía Nacional en 2017 mientras celebraban una pelea de perros en Güímar (Tenerife), una operación en la que detuvieron a ocho de los acusados y rescataron a 226 perros, la mayoría en grave estado de salud, de los que 42 acabaron muriendo. El resto de perros intervenidos fueron entregados en custodia a la asociación Salvando Ángeles sin Alas, para la que el Ministerio Público pide una cuantiosa indemnización a los procesados.
Entre los 23 acusados la Fiscalía señala a los apodados «Rafa» y «Profe» como los líderes de la organización, para los que solicita cinco años y diez meses de prisión, y revela que uno de los miembros es veterinario.
Antiguamente, los perros de pelea eran usados para pelear contra toros. Al toro se le arrojaba agua hirviendo en las orejas para hacerlo más violento y se le enfrentaba a los perros para ver cuánto podían aguantar colgados de alguna parte del toro. Cuando peleaban contra osos, a estos se les cortaban las garras y los dientes, y el cuerpo del perro se protegía con una especie de armadura. Estos perros también eran utilizados para trabajar en las minas, ya que su gran fuerza y pequeño tamaño eran perfectos para arrastrar carretas.
Las peleas de perros han sido documentadas en la historia de muchas y diferentes culturas y se supone que han existido desde el comienzo de la domesticación de animales. Muchas razas han sido adiestradas y seleccionadas específicamente en fuerza, actitud y aspectos psicológicos que les hacían los mejores perros para la lucha.
Los espectáculos sangrientos que incluyen el enfrentamiento entre animales han ocurrido desde la antigüedad. Los más famosos ocurrieron en el Coliseo de Roma durante el Imperio Romano. Durante más de seiscientos años continuaron, alcanzando su apogeo en el siglo XVI, y los diferentes tipos de animales empleados permitieron el desarrollo de las razas y las formas anatómicas básicas de perros que vemos ahora en la actualidad.
En el siglo XXI, la práctica de esta actividad se ha convertido en una actividad ilegal y rechazada en la mayoría de los países civilizados en los que se castiga como una falta leve (pago de una multa) o como falta grave (delito de cárcel). En España y desde la reforma del Código Penal que entró en vigor el 1 de julio de 2015, en su artículo 337, se sanciona con pena de prisión a quien maltrate a perros, incluso llegando a la muerte del animal, por lo que se encuadraría perfectamente en ese tipo penal este espectáculo de hacerlos pelear a cambio de fuertes apuestas económicas.
Sparring perros.
El sparring consiste en utilizar a un perro como entrenamiento para el perro luchador. Muchos de los perros utilizados para el sparring son robados de refugios, centros de acogida y otros de la misma calle.
ANDA, lleva más de treinta años luchando contra esta lacra y haciendo grandes campañas de concienciación dando a conocer en qué consisten las peleas de perros. Hemos salido en varios medios de comunicación denunciando estas prácticas tan crueles e ilegales y haciendo presión a las autoridades competentes para que tomaran de una vez cartas en el asunto.
Deseamos que se cumpla de verdad la condena y que estos impresentables no salgan nunca de la cárcel por todo el daño que han ocasionado.
Todos los seres vivos merecen nuestro respeto.