Después de prohibir la importación de delfines capturados en Taiji, participar en la rehabilitación y liberación exitosa de varios delfines cautivos, anuncian el establecimiento de nuevas regulaciones para eliminar gradualmente el cautiverio de cetáceos, el Comité de Pesca y Océanos de Corea del Ministerio del Sur ha dicho recientemente que lo harían. Buscan incluir orcas en su lista de especies marinas protegidas, ya que el país planea intensificar las medidas para preservar los mamíferos marinos de acuerdo con las estrictas normas ambientales globales.
Según el Departamento, la medida es parte de los esfuerzos para cumplir con los requisitos de la Ley de Protección de Mamíferos Marinos de EE. UU, que tiene como objetivo fortalecer la protección de los animales, incluidos los delfines y las ballenas. Se espera que Estados Unidos verifique si los esfuerzos de Corea del Sur para proteger a los mamíferos marinos cumplen con sus estándares en noviembre. Es posible que los países que no cumplan con estos requisitos no puedan exportar productos pesqueros a los Estados Unidos a partir de 2023.
Corea del Sur también planea hacer esfuerzos para tomar medidas para reducir el número de captura incidental de mamíferos marinos mediante la promoción del uso de dispositivos de reducción de la captura incidental.
Anteriormente, las autoridades locales se apoderaban de las ballenas cazadas y luego las ponían a la venta pública. También se prohibirá la venta de ballenas que se encuentren en las costas y solo se podrán utilizar con fines educativos y de investigación.
Hay actualmente en el mundo 56 orcas mantenidas en cautividad, y el número va en aumento. España, junto a Francia y Rusia con 6 orcas cada uno son los terceros países con más orcas cautivas, después de EEUU (25 orcas) y Japón (7) y seguidos de China (5), Argentina (1) y Canadá (1). 21 de estas 56 orcas han sido capturadas de su estado salvaje.
Las orcas son animales enérgicos y dinámicos. Dotados de una inteligencia altamente emocional, su vida se basa en relaciones sociales y familiares con los otros miembros de su manada. Incluso pueden desarrollar tradiciones culturales, como preferencias alimentarias y dialectos vocales propios de cada grupo.
En cautividad, estos animales son forzados a vivir en instalaciones unas diez mil veces menor de lo que sería su hábitat natural y los estudios científicos y la experiencia demuestran que estos animales no se ajustan a las condiciones impuestas por el cautiverio.
