Un año más, el día 2 de abril, se ha vuelto a celebrar en Córdoba algo tan aberrante como la becerrada homenaje a la afición cordobesa.
Desde ANDA no entendemos la necesidad de incluir el sufrimiento animal como parte de un homenaje. Debemos tener en cuenta que las becerradas son una de las formas más crueles de lidia por dos razones.
La primera, que en ellas se lidia a animales menores de dos años, para los que el sufrimiento físico y psíquico de las corridas de toros se ve incrementada por su mayor fragilidad, reducida capacidad de reacción y su desesperada necesidad de sentirse protegidos por su madre y su manada. Es por ello que, si bien el toro adulto apenas muge cuando es atacado con el fin de mostrar fortaleza, los desesperados mugidos de dolor y pánico de estos pequeños animales durante la lidia, “desgarran el corazón de cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad”.
La segunda, porque en las becerradas normalmente lidian personas inexpertas, ya sean estudiantes de escuelas de tauromaquia, aficionados o público en general, que clavan los instrumentos de tortura en lugares indebidos, a menudo extrayéndolos y clavándolos una y otra vez tras intentos infructuosos, causando “un tormento sin igual a estos pequeños animales”.
TAUROMAQUIA ES VIOLENCIA.