El día 24 de julio se celebró en Santander una concentración antitaurina organizada por la Federación Dean (Defensa Animal) de Cantabria.
Cuentan nuestros compañeros que la concentración, que había cumplido con todos los trámites legales, se desarrolló sin incidentes, exceptuando la actitud agresiva de algunos taurinos, lo que corrobora que quienes disfrutan con el maltrato animal pueden también justificar conductas violentas con las personas. Durante la misma, se realizaron peticiones a las administraciones públicas para que dejen de subvencionar una actividad que cada vez cuenta con menos apoyo social, estando la tauromaquia en una clara decadencia.
A pesar de que el número de asistentes al espectáculo es cada vez menor, (no siendo ya capaces de llenar ni la mitad del aforo), «La Alcaldesa de la ciudad, Gema igual, no conforme con permitir que esta barbarie se siga celebrando, y a sabiendas del escaso público que tendría, se dedicó, semanas antes, a mendigar por Bilbao, Madrid y Gijón, pidiendo afición». Incluso desde esta última ciudad pusieron autobuses gratuitos que llegaron a la plaza con tan sólo 18 personas. Así es como se mantiene una afición muerta que un capricho de la alcaldesa pretende perpetuar. Más cultura y menos maltrato.
ANDA, fue una de las asociaciones adheridas para apoyar a nuestros compañeros y manifestar nuestra repulsa a un espectáculo cruento que cada día tiene más rechazo social y está subvencionado con el dinero de nuestros impuestos.
Uno de los aspectos más dañinos para la sociedad es la frecuente presencia de menores en este tipo de espectáculos cruentos. La tauromaquia es una actividad machista, cruel y anacrónica, que crea un trabajo precario. Las corridas de toros son un espectáculo inaceptable porque es contrario a la ética y la protección de los animales y contraproducente desde el punto de vista de la educación.
La tauromaquia no tiene futuro. Las corridas de toros han caído un 63,4% desde 2007 y cada año siguen cayendo irremediablemente. Se trata de una actividad machista, cruel y anacrónica, que crea un trabajo precario, es rechazada por la enorme mayoría de los españoles y las españolas y daña la marca España.
Invertir en tauromaquia es malgastar el dinero común cuando más se necesita. La mejor ayuda para las pocas familias que viven de ella es un Plan de Reconversión a actividades no crueles y con futuro.
Averigüa más: https://estolopagastu.info/
Estamos en el siglo XXI y la tauromaquia no tiene cabida en nuestra sociedad.
TAUROMAQUIA ES VIOLENCIA.
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