El mes pasado los senadores de Agrupación Socialista Gomera , Compromís, Geroa Bai, Més per Mallorca y del Grupo Parlamentario de la Izquierda Confederal han registrado en la Cámara Alta una batería de preguntas en las que alertan de “contenidos pseudopedagógicos” relacionados con la caza en aulas andaluzas y extremeñas.
En un comunicado, señalan que este “desembarco de cazadores” en los centros educativos ha generado una profunda preocupación en el sector educativo.
En el caso de Extremadura, aseguran que la situación es “preocupante”, ya que el programa impulsado por la Federación de Caza se incluye como uno de sus ejes para garantizar un relevo generacional entre los practicantes de esta actividad.
Así, durante una jornada al año y a modo de actividad de fin de curso los menores de edad pueden llegar a usar armas de aire comprimido, “evidenciando una banalización sobre el empleo de armas y de la violencia con un interés educativo cuestionable”.
En cuanto a Andalucía, señalan que la situación en Andalucía ha comenzado este curso, con la aparición de un programa llamado “Huellas” que también dirige la agrupación de cazadores de la comunidad.
Cada febrero, la Plataforma NAC (No a la Caza) y a la que ANDA se adhiere todos los años, convoca a nivel estatal una manifestación para promover y concienciar sobre el fin de la caza y en particular la caza con perros. España es el único país de la Unión Europea donde aún está permitida la CAZA CON GALGOS Y PODENCOS. Estas razas son especialmente castigadas por el “tiempo de vida útil” que tienen, y las formas de acabar con los individuos que ya no quieren son especialmente crueles.
Criadores ilegales y cazadores mantienen realas enteras en bunkers, zulos, cuevas e instalaciones de difícil acceso o poco transitadas, lo que les convierte en seres invisibles, excluidos de cualquier consideración estadística. Esta actividad clandestina, pero de sobra conocida, es posible gracias al concepto de herramienta que la sociedad, sobre todo en ámbitos rurales, posee de los llamados lebreles.
Llevamos más de treinta años trabajando y luchando contra todo tipo de crueldad cometida con animales concentrando nuestras principales en hacer campañas de concienciación ciudadana y reivindicando el fin de la caza con perros. Estos animales son los que más sufren y más se abandonan al finalizar la temporada de caza.
Un gran número de los perros abandonados que recogen las protectoras proceden de los cazadores. Igualmente, son constantes los casos que estas atienden de galgos colgados, rehalas desnutridas, perros de caza envenenados, y todo tipo de crueldades realizadas por los cazadores con sus perros cuando ya no les resultan útiles.
