Actualmente desde la Comisión Europea se está proponiendo un nuevo sistema de etiquetado de bienestar animal. Desde ANDA nos hemos dirigido al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentacion (MAPA) intentando evitar que la solución final pase por una libertad de elección a la carta por parte de las empresas para etiquetar como más les convenga o por un sistema uniforme de un solo nivel único para todos (intensivos y extensivos) se llame este Welfare Quality o European Chicken Commitment (en el caso de pollos), lo mismo da, que no son sino diferentes nombres para cubrir con un “lavado verde” a las producciones industriales masificadas. Desde ANDA proponemos al MAPA un modelo diferente en el que se establezcan niveles diferenciados, desde el más bajo que se correspondería con los anteriormente citados hasta los más altos que se corresponderían con las producciones locales, familiares y tradicionales de cuyos valores pretende apropiarse ahora la gran industria.
Defendemos este sistema por niveles distintos porque creemos que es el único que incorpora las diferenciaciones en niveles de bienestar animal a las diferenciaciones entre sistemas productivos (de más intensivo a extensivo) quedando de esta manera el bienestar animal ligado a otros conceptos como la sostenibilidad medioambiental o el desarrollo rural que es precisamente lo que se pretendía cuando desde la Unión Europea se publicó la “Estrategia Europea para la Biodiversidad” de la que ahora parece que todos se han olvidado. Este es el fin del sello “Bienestar Animal avalado por ANDA” para huevos creado en colaboración con AVIALTER (Asociación Española de Avicultura Alternativa). Todas las producciones cumplen con un mínimo de bienestar animal y sostenibilidad medioambiental, el exigido por la legislación, pero no todas tienen el mismo nivel en ambos conceptos. Unas tan solo cumplen con la ley, otras van tímidamente un poquito más allá y otras incorporan estos valores de forma plena tal y como los entiende el consumidor cuando adquiere un producto “alternativo”. Por lo tanto, es obligatorio por parte de las autoridades establecer un sistema de etiquetado veraz y sin apropiaciones de valores para que el consumidor distinga cada sistema productivo, conozca qué valores medioambientales, sociales y de bienestar animal hay detrás de cada uno de ellos y compre en consecuencia. Sin engaños, cada producto etiquetado con el valor que realmente le corresponda.